Son días en los que ni tu mismo me puedes hacer cambiar de opinion, en los que simplemente me dan ganas de que un coche venga y acabe con todo lo sembrado, pero luego... me sonríes, y es como si de ser todo blanco y negro pasase a color, pero no un color cualquiera, un color lleno, un color sincero, un color que me hace sentir que lo que siento, es verdaderamente verdadero.
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