Somos demasiado parecidos. Queremos las mismas cosas sin
complicarnos mucho la vida, tirando por el camino fácil, y eso no existe. Para
ti y para mi lo sencillo nunca fue una solución, o quizá nunca quisimos
tomarla. Decisiones difíciles que llevábamos al extremo, decisiones
kilométricas que se nos salían del mapa. Nunca supimos aceptar esa condición.
¿Qué condición? La que hacía que uniésemos nuestra mente cada vez que nos
veíamos. La que relacionaba cada mirada con un "no puedo olvidarte".
La que nos lleva siempre al mismo destino, la misma igualdad que nos convierte
a ambos en sus términos. Después de tanto tiempo yo me siento dividida, tú te
sientes confundido y la igualdad se resquebraja. Seguimos en el mismo punto,
ese que marca desde hace años nuestro final y señala un nuevo y reincidente
principio.
Sabemos que yo sigo ahí, contigo, y que tú sigues aquí, conmigo... |
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